Baruch
Spinoza, nacido un 24 de noviembre de 1642 como Benedito de Espinosa, fue un
filósofo neerlandés, de origen judío sefardí, considerado junto con Descartes y
Leibniz uno de los filósofos racionalistas más importantes de la ilustración, cuya
repercusión fue reconocida después de su muerte, acaecida el 21 de febrero de
1677 a la edad de 44 años.
En su magnum
opus, Spinoza trató de definir la Naturaleza de Dios y de las
pasiones humanas, para Spinoza no hay un dualismo, sino un monismo intermedio,
esto es, no existen dos substancias, sino una con distintos atributos como el
del pensamiento y/o la extensión. Consideró además que Dios era una res
extensa, esta concepción asume a Dios no como metafísico, sino como
la totalidad de lo físico o material.
Dios es
Naturaleza Naturante que presenta afecciones y modos de ser, que a su
vez tienen como origen necesario a Dios, estos son considerados como naturaleza
naturada, así Dios es aquel ser en el que se concibe y es todo cuando existe,
y que sin él o fuera de él nada es o puede ser concebido. A esta
perspectiva se le consideró como Panenteísta,
lo que significa Todo en Dios.
En el Apéndice [a] del primer capítulo de su Ética…
sintetiza su concepto de Dios de la siguiente manera:
Con esto he explicado la naturaleza de
Dios y sus propiedades, como que es existente necesariamente, que es único, que
es y actúa por la sola necesidad de su naturaleza, que es causa libre de todas
las cosas y cómo lo es, que todas las cosas son en Dios y dependen de él de tal
modo que sin él no puede ser ni ser concebidas, y, en fin que todas las cosas
han sido premeditadas por Dios, no sin duda por la libertad de la voluntad o
por el absoluto beneplácito sino por la naturaleza absoluta o la potencia
infinita de Dios.
El principal prejuicio del que considera
Spinoza se derivan todos los demás prejuicios humanos consiste en que:
“los hombres suponen generalmente que todas las cosas naturales actúan, como
ellos, por un fin; más aún, dan por seguro que el mismo Dios dirige todas las
cosas a un fin, puesto que dicen que Dios las hizo todas por el hombre y al
hombre para que le rindiera culto”.
Spinoza dice que éstos prejuicios se deben a
que los humanos nacemos ignorantes de las causas de las cosas y que todos
tenemos apetito de buscar su utilidad, resultando así que hemos encontrado
todas las cosas naturales dispuestas para su utilidad, pero hasta aquí solo las
han encontrado, atribuyendo a algún otro el haber preparado los medios de los
que el humano se beneficiaría. Después de haber considerado las cosas como
medios, el ser humano no pudo lograr considerar que las cosas –en palabras de
Spinoza- se conciben por sí mismas, por lo que los humanos debieron concluir
que existe un ser rector de la Naturaleza, mismo que les ha dotado de todos los
seres y cosas para el provecho humano.

Este es el Dios o Naturaleza de Spinoza:
Dios hubiera
dicho:
“Deja ya de
estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es
que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que
goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he
hecho para ti.
¡Deja ya de ir
a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que
dices que son mi casa.
Mi casa está en
las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí
es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de
culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o
que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un
regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis,
tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho
creer.
Deja ya de
estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver
conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada
de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en
ningún libro!
Confía en mí y
deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico,
ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja de pedirme
perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de
pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de
incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a
algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo
soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a
todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué
clase de dios puede hacer eso?
Olvídate de
cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas
para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a
tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es
que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un
paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso.
Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho
absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni
virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres
absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría
decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un
consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única
oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.
Así, si no hay
nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
Y si lo hay,
ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy
a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste?… ¿Qué fue lo que más disfrutaste?
¿Qué aprendiste?…
Deja de creer
en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí,
quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu
amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas
en el mar.
Deja de
alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que
me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo
cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado,
sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que
te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí,
que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para
qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me busques
afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti.”
El Dios Spinoza piensa que el ser humano tiene que
dejar de lado todas esas creencias y reglas que nos indican desde la infancia y
que hoy en día es por eso que creemos en lo que nos hacen creer, que nos dejen
de causar miedo del si nos por portamos mal o si cometemos el mas mínimo error
nos iremos a eso llamada ¨infierno¨ o si nos portamos bien al cielo. También de
cómo influye la sociedad en la forma de pensar, el Dios del que hablan está dentro
de nosotros.
Cuando
la gente no ha creído en Dios desde niños y de un de repente se acercan a una
iglesia, esas personas después de vivir una vida, se viven el resto de su vida
yendo a una iglesia creyendo en lo que la gente cree creer y se pierden la
parte más importante de ser feliz, dicen que el ir a la iglesia es ser feliz
pero la iglesia te prohíbe muchas cosas porque no está bien para Dios. Como el bailar,
escuchar música de diferente género, te quitan los placeres que nos da la vida.Todo
esto es una forma de decirnos que es tiempo de que nos dejemos de creer en lo
que nos dicen los demás y creer en lo que nosotros pensamos, en lo que nosotros
creemos porque realmente que no hay que buscar de nadie más para ser feliz,
nosotros mismos hacemos nuestra vida feliz o miserable.